V. VAN GOGH. CAFÉ NOCTURNO, 1888.
Se contempla en la pintura su trazo fino aunque
prevalece en la mesa de billar que se encuentra en primer plano, rasgos
bastante destacados como son los trazados en color negro en la mesa de billar
por encima del verde del tapiz. También apreciamos este rasgo tan
característico al mirar hacia el fondo en el reloj, se hace evidente en las
botellas y en la lámpara central entre otros. Se observa continuidad en el
cuadro sobre todo en el pasillo, si nos detenemos a mirar desde las primeras sillas
hasta el fondo lo vemos claramente. Se trata de una imagen que me inspira
sensación de oscuridad, ya que es propio que se trata de la noche, por la
intensa sensación de luz que despiden las lámparas un tanto desagradables al
mirar. Sus colores son intensos y los principales son el color rojo y el
amarillo.
Para finalizar me gustaría concluir diciendo que en
realidad no me gusta el cuadro pintado por Van Gogh, pero es interesante
apreciarlo porque me demuestra una de las realidades claras y existentes de la
vida como es el alcohol. Sobre una puntuación a escala de 0-10 lo puntuaría con
un 4 porque es un cuadro que no me inspira ninguna sensación de tranquilidad ni
armonía. Me agobia el pensar estar inmersa en una de esas situaciones tan
incomodas, como es la entrar en un bar y te sientes rodeada de clientes
destinados solamente a beber alcohol, borrachos o incluso pasando el tiempo
durmiendo en una de las mesas que se encuentran a su paso, por ello me crea
malestar.
Las Meninas de Velázquez, constituye sin lugar a
dudas una de sus fascinantes obras. Se conocen perfectamente a todos los
personajes representados; los reyes, la infanta Margarita y el propio pintor.
El cuadro es una gran maravilla de luz y color. La
luz procede de dos focos uno del lateral de la ventana, y otro en la puerta del
fondo que crea profundidad. Grandeza, realeza, poder y superioridad son algunos
de los rasgos que me transmite este cuadro que va unido al sentimiento de
belleza.
LAS
SEÑORITAS DE AVIGNON. PABLO PICASSO. MUSEO DE ARTE MODERNO NUEVA YORK.
En este cuadro aparecen cinco mujeres
desnudas y en el centro apreciamos en la zona de abajo se muestra un bodegón compuesto por algunas frutas: una raja de sandía, una pera
un racimo, de uvas y una manzana, todo ello sobre una mesa tapada con un mantel
arrugado de color blanco.
Los colores muy llamativos oscilan entre el rosa, ocre, azul y
blanco.
Esta
gran obra me transmite naturaleza, sensualidad, realidad, sencillez y belleza pues
es el propio cuerpo humano de la mujer el que está representado y me causa gran
expresividad.
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